Uluru, también conocido como Ayers Rock, es el mayor monolito natural del mundo. Con un perímetro de 9,4 km y 348 metros de altura. Tras recorrer cientos de Kilómetros a través del desierto del centro de Australia aparece como salido de la nada un montículo de arenisca rojiza en medio de la inmensa planicie que es el desierto australiano.
Este monolito junto con Kata Tjuta (Los Olgas) que se encuentra a 32 Kms. de Uluru constituyen los lugares sagrados de los Anangu, los aborígenes que pueblan la zona desde hace más de 20.000 años.
En 1873, mientras exploraba el árido territorio del norte de Australia, William Gosse descubrió una serie de montículos rocosos al sur de Alice Springs. El más impresionante de todos fue un enorme monolito rojo, al que bautizó como Ayers Rock en honor del Primer Ministro australiano, sir Henry Ayers. Pero Gosse ignoraba que la roca de vivos colores ya llevaba el nombre que le había sido dado por los nativos: Uluru.
En este viaje también descubrió otros dos accidentes más: el Monte Conner y los Olgas, este último, llamado Kata Tjuta o muchas cabezas por los indígenas, dado que parece mostrar una serie de caras mirando al cielo. Los tres son de arenisca roja, los tres son muy distintos entre sí.
Uluru es el hogar de los pueblos Pitjantjatjara y Yankunytjatjara, conocidos como los Anangu, actuales propietarios del territorio a los que les fue devuelta su propiedad en 1985. La enorme roca contiene gran cantidad de cuevas y pinturas de los aborígenes y son lugares sagrados, muchos de ellos cerrados al público. Todas las marcas geofísicas en la mole de Uluru adquieren su significado a través de los relatos de la tradición o Tjukurpa. En los pliegues superpuestos de la roca, los aborígenes ven por ejemplo al lagarto Kandju, que llegó hasta aquí buscando su bumerang perdido.
Cada grieta, cada recoveco, cada saliente, cada cueva, cada mancha de Uluru quiere decir algo para los aborígenes que desde hace miles de años lo recogen en sus leyendas. Las manchas de humedad de los lados eran sangre de Liru (serpiente venenosa), derrotada en la famosa batalla del Tjupurka. Los orificios de la roca simbolizaban los ojos de un enemigo ya muerto; un saliente representa la nariz de un antepasado sumido en profundo sueño; y cada cavidad en la base de la roca cumplía una determinada función en los rituales propios de los aborígenes.
Por medio de ceremonias rituales, danzas y cánticos, pinturas en el cuerpo y en la piedra, estampado de manos y dibujos grabados en la roca, todas las complicadas historias del pasado fueron transmitidas de generación en generación hasta llegar a los descendientes actuales de los Pitjantjatjara (hombres-serpiente) y Yankunytjatjara (los hombres-canguro), Kuniya (la Pitón Sagrada), el Gran Lagarto Kandju y sus enemigos, Kurpany (el Demonio Dingo) y Liru (serpiente venenosa).
Los Anangu creen en una forma de reencarnación. Tras la muerte, el espíritu de la persona se hunde en la tierra para un largo viaje en búsqueda de otro cuerpo en el cual volver a reaparecer. Razón por la que nunca pronuncian el nombre de un muerto y tampoco muestran su foto, recordar a un muerto sería como llamar al espíritu del muerto en su antigua forma física lo que trastornaría su « viaje » en búsqueda de su nueva apariencia. Por eso en numerosos centros culturales, como en Uluru, que hablan sobre las culturas de los aborigenes, se pueden encontrar textos y fotos cubiertos que impiden que se vea la imagen o el nombre de una persona fallecida.
Uluru se encuentra dentro del Parque Nacional de Uluru Kata Tjuta que en 1995 cambio el nombre de Ayers Rock – Monte Olga, por el actual en reconocimiento a la propiedad del pueblo Anangu de esas tierras.
¿Que se puede hacer en Uluru Kata Tjuta National Park? (PDF en inglés, Guía del visitante)
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